¿En que punto de la mente humana, se encuentra la conceptualización negativa sobre la soledad?
Compañera fiel, siempre esperando, siempre dispuesta, presente, demorándose solo milésimas en llegar en el preciso instante en que un beso y un apreton de manos te separan de lo que fue una posible compañía, por corpórea y ficticia que esta sea, compañía al fin.
No es acaso esta misma soledad la única que me permite verme, no, no lo es, a veces son solo más figuras retóricas inmersas en nuestra realidad sencilla, sutil.
Las circunstancias presentes se bañan en corrientes contrariadas, cataclismos sinápticos, contradicciones y confusiones que la soledad solo exacerba.
¿Pero no es la “compañía” un eufemismo por excelencia de esta soledad? El sutil engaño, para seguir así mintiéndonos. Pues sea quien sea que a nuestro lado esté, se encontrara tres dimensiones tras o delante de ti pero no a tu lado precisamente. Nadie escucha, nadie lee, nadie observa; pero todo se va llenando de renacuajos pegajosos que corren a mirar ante cualquier indicio del mas leve ruido o movimiento acuático.
Pero claro, siempre están las excepciones que nos hacen contraponer todo nuestro planteamiento, pues en el momento exacto en que la teoría se lleva a cabo por la empírica “incuestionable”, aparece algo que no se alcanza a distinguir, algo que a tu lado se posa (o viceversa e inconcientemente), y no tres dimensiones tras o delante, si no allí mismo en donde vos te encontras sentado; y el sabor es distinto, las miradas son sinceras y de aguas profundas y ya nada pueden hacer los labios al tratar de disimular la sonrisa de aquellos dientes, sonrisa inocente, algo nerviosa, algo hermosa. Que tanto suena cursi y punto.
¿Pero donde va quedando aquella sonrisa, aquella mirada?, ¿de que me sirve esta indiferencia?, ¿ por que luego de estar sentados en el mismo suelo, te desvaneces hacia tus dimensiones?, ¿ en que preciso instante terminaste trasformándote en un espejismo, una ilusión, una imagen, una fotografía, un recuerdo?.
Nada juzgo con malas miradas y oscuras declaraciones, no podria, pero tormentoso es conformarme con solo mirarte, después de tantas palabras, tantos movimientos.
¿Dónde se escondió tu mirada?
¿Dónde están las flores que del musgo habían resurgido?
A nada culpo, solo interpreto, solo siento, solo busco la puerta correcta, el problema esta en que no me pare a buscarla, si no que incrédulamente permanezco sentado esperanzándome en la búsqueda victoriosa que me lleve a su cerradura. ¿Victoriosa?