vendredi 4 mars 2011

Una milonga con la muerte

Y que cresta puedes hacer si se te crispan las uñas y te muerdes por dentro, mientras la tierra parece encontrarse con la sangre, así como el cemento con el agua espesandose en una mezcladora.
El hedor es el de siempre, pero algo mas duro la verdad, es que claro, como poder ser empatico? como poder entender el dolor de alguien a quien no le ha pasado nada realmente? (aparentemente)

Somos una raza insensibilizadora, crecimos haciéndonos callos en la conciencia y criamos también a nuevas generaciones que hablan de las guerras del pasado como si fueran unas pachangas de barrio.

Hombrecillos con armaduras de titanio, de que les sirve si por dentro la carne la tienen podrida realmente, si el corazón lo tienen seco, y si el gran cerebro del cual se jactan como especie, solo lo usan para autosatisfacer las necesidades que este nuevo mundo nos ha inventado amablemente.

Que bien sabemos masturbarnos y que bien masturbamos a quienes les podemos sacar algún provecho, mientras tanto se nos cae el pelo, y la piel se nos comienza a secar, y ¿como esperar algo mas digno si ni nosotros somos capaces de regar nuestras raíces?.

Tenemos hermanos que callan su dolor por culpa de nuestra sordera, y es que solo hay tiempo para nosotros, y les digo, si no hay siembra tampóco habrá cosecha. Así que no se queden esperando con esa cara babosa la primavera, pues nada crecerá en el jardín de un jardinero irresponsable.

¿Han bailado al compás de la muerte alguna vez? Yo no, pero estuve en ese baile un día, y muchos de mis mas grandes amores bailaron con ella, que lucia un velo mas negro que el vacio mismo. Quizás sea el hedor de aquella fiesta lo que ensombrece todavía mi corazón.

Lo divertido del vals, es no saber si éste terminará.

dimanche 12 décembre 2010

...


El silencio no existe…
En el escenario habla mi alma, y ese respeto al silencio es capaz de tocar a la gente, más profundamente que cualquier palabra.

(Marcel mangel)

lundi 12 juillet 2010

El numero 5








Yo era un chiquillo flacuchento y re piñiñiento (como me denominaría un zorro de casi dos metros de altura en la isla de Chiloe acompañado de una orquesta de risotadas y eructos anónimos) cuando me la pasaba en una canchita bastante modesta con fronteras de adobes, persiguiendo la pelota que con un poco de suerte lograba detenerla en pleno juego y dar un pase mal logrado.

Era el club de fútbol: la vecindad, ubicado a orillas de un estero, que de estero solo tenia la forma de un río que solo queda en recuerdos padres y algunos mas viejos, asistían a el todos los chiquillos de la zona, lo que no era poca cosa, las edades oscilaban entre los diez y dieciocho años, yo como siempre (de eso me percataría mas tarde en futuras experiencias grupales) era el mas pequeño y mal nutrido.

Con diez años encima, cosa honrosa para un niño de esa edad que tiene el mundo a sus pies, salía corriendo a todo lo que me aguantaba el corazón y las cañuflas que salían por debajo del pantalón, que parecían tan frágiles como las patas de un conejo desollado, y la zapatillas blancas ya negras por el pasto podrido y planas por el uso, mientras el partido se equilibraba entre tiros a las imaginarias galerías y puntapiés en las canillitas de los mas “peligrosos” jugadores. Pero uno no se queda corriendo toda la vida así no mas, pronto habría que cambiar de cancha.

Primero fueron los pueblos vecinos, que colindan en el sector de barrancas y Putaendo a la altura de san Felipe, quinta región de Valparaíso, luego, limes que superaban los 15 kilómetros, 20 a veces (un mundo entero para mis diez años). Mis piernas seguían igual de flacas solo me crecían los cabellos que figuraban un gran casco al estilo de la hormiga atómica, que me regalaba toda la pinta de una varilla de fósforo, pero ya figuraban sobre mis pies un par de zapatos negros con franjas rojas: esos si que tiraban derechito al arco y a los jugadores aliados.

Aunque en partidos, don tito, mi DT, no tuvo mas opción que tirarme de 11, esa jamás fue mi posición, y ninguna la verdad, pero fui llegando al medio campo de apoco
y retrocediendo de esta forma a líneas mas bajas pero constructivas, así fue como hace poco menos de diez años, en un partido amistoso contra el club de Bucalemu, figure con la camiseta roja auspiciada por botillerías pacifico, con el numero 5 (cinco) tras ella....

así armando y desarmado líneas defensivas, y sin controlar esa sangre que sube al cerebro y baja hasta los dedos del pie al momento de tomar el balón, subía y bajaba como malo de la cabeza, corriendo tras la pelota como si nada mas importase en aquel instante, y la vida se trasformaba en vida, los segundos en eternidades, los saltos eran vuelos de perdices mientras el balón parecía perder su esférica figura en el trayecto hacia el área contraria.

Marque un gol desde mi posición y la vida volvió a su rastro indómito tras el pitazo y la aprobación del tanto, y en mi cabeza figuraba la imagen de este hombre, pues no estaba el once ni el nueve ni el diez en mis jolgorios de triunfos y derrotas, estaba el cinco, el defensa goleador y ofensivo ( había un hombre en la defensa que tomaba el riesgo de jugarse la cancha entera, no por la fama, si no por el hervor que corría y sigue corriendo dentro de el, con las mismas ganas de jugar hasta morir, con las que yo me lanzaba al suelo atajando tiros libres mas tarde en una cancha de cemento contra los papiches ) parado en juego y en vida: Carles Puyol.

yo era pelotero, malo, pero pelotero al fin.


No celebro a España, celebro al inspirador que tuve, como tantos niños el suyo, en mis pichangas de infancia. “un gol, un triunfo mundial”.




lundi 5 juillet 2010

Silencio (plural)

Se nos revuelve el estomago y se nos crispan los labios, nada, nada decimos, pero la angustia devora centimetro a centimetro nuestros muslos, nuestro abdomen, y cada exalacion es una silaba de "suicidio" asi como las boas aprietan y ya no vuelven a soltar, nos apretamos el cuello presionando en la nuca, y ya no volvemos a soltar.

cuidado señor y señora en casa, no sea que la torticolis y las execivas aspirinas le pasen la cuenta, al menos diganle al niño que mire las nubes de vez en cuando, quiza en un instante se encuentre con alguna navecita espacial.

dimanche 27 décembre 2009

Belle-ile-en-mer


Todo se mueve.
Todo evoluciona, progresa.
Todo rebota y se refleja.
de un punto a otro, no hay line recta
de un puerto a otro puerto, un viaje.
Todo se mueve, ¡y yo tambien!
La dicha y la desdicha, y tambien el enfrentamiento.
Un punto indeciso, borroso, confuso, se perfila,
punto de convergencias,
tentación de un punto fijo,
en la calma de todas las pasiones.
Punto de apoyo y punto de llegada,
en lo que no tiene comienzo ni fin.
Darle nombre,
devolverlo a la vida,
darle autoridad
para compender mejor lo que se mueve
para mejor comprender el movimiento.

(Jacques Lecoq, août 1997)

Original:

Tout bouge.
Tout évolue, progresse.
Tout se ricochette et se réverbère.
D' un point à un autre, pas de ligne droite.
D' un port á un port, un voyage.
tout bouge, ¡moi aussi!
Le bonheur et le malheur, mais le heurt aussi.
Un point indécis, flou, confus, se dessine,
Point de convergences,
tentation d' un point fixe,
Dans un calme de toutes les passions.
point d' appui et point d' arrivée,
Dans ce qui n' a ni commencement ni fin.
Le nommer,
Le rendre vivant,
lui donner autorité
pour mieux comprendre ce qui bouge,
pour mieux comprendre le mouvement.

( le corps poétique, editorial artes ecenicas, pags: 235-236)

samedi 21 novembre 2009

clavos en la espalada, calvos en el pecho

se perforan a martillo limpio, los clavos en la madera un tanto humedecida.
la forma: el frio
la idea: macabra
singular gatillo hipocritamente sopresivo la mentira en frente si ya colgabamos el saquito rojo ya colgabamos el miedo sobre nuestro pecho ya esperabamos el clavo penetrando silenciosamente.
crujen los huesos se disinfla el pulmón y el rojo termina uniendo una corporiedad que en poco no termina siendo mas que eso.